martes, 24 de noviembre de 2009

Tectónica

Betuel Bonilla Rojas
Mi hijo tiene 14 años y baila tectónica. Él es apenas uno entre cientos, quizás miles, de jóvenes neivanos a los que atrae esa música delirante y esos pasos pintorescos que uno no entiende pero que disfruta desde la distancia. Supongo que su fervor es parecido al que nosotros experimentamos oyendo al grupo Menudo, o bailando el rock and roll de Presley y Travolta. El pecado de estos jóvenes es similar a los nuestros cuando teníamos su edad. No obstante, por sólo bailar, por sólo usar pantalones de colores, ya portan con el estigma de personas y grupos intolerantes. Baste mencionar, por ejemplo, la manera ultrajante y desmedida con la que son tratados por los celadores del Centro Comercial San Pedro Plaza. Ellos dicen que reciben órdenes de la Administración, y yo les creo. Supongo que los vigilantes también bailaron boleros, también se entusiasmaron con la canción y el peinado de moda. Creo, en cambio, que la Administradora de dicho Centro Comercial, Cielo Ortiz, olvidó sus años mozos, que sus nostalgias vienen de tan lejos que ahora le repugna ver la euforia de la juventud en los demás. Eso es fascismo puro, exclusión injustificada, atropello contra los otros.

Lanzamiento de Antología Poética

El poeta Guillermo Martínez González y Betuel Bonilla en la presentación del libro Consejo para la buena muerte, de Esmir Garcés. Casa Fiscal del Huila. Bogotá.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Civilización y barbarie en Neiva

Betuel Bonilla Rojas
Cierto automatismo, cierta falta de decencia, cierto olor a ética de ciudad grande se siente en Neiva. Hace rato que Neiva dejó de ser la parroquia de veinte casas para hacer el tránsito, no siempre beneficioso, hacia una ciudad intermedia. Y esto se nota en el recelo de la gente, en la poca solidaridad que reina entre los transeúntes, en la escasa cordialidad que mora entre quienes transitan a pie, o en carro, o a caballo. Como en las ciudades grandes, en Neiva lo mejor es desconfiar de quien camina a nuestro lado, del taxi que tomamos, del dulce que nos ofrece nuestra compañera de silla. Billetes falsos, aromas deliberadamente almibarados y dulces untados de infierno rondan en cualquier esquina. En Neiva la muerte es ese algo que nos puede estar esperando en el sitio menos previsto, bajo la apariencia de una bomba, de un indigente que amaneció indispuesto o de un ladrón molesto porque sólo halló el dinero del colectivo en nuestra lamentable billetera. Del pueblo queda sólo el caciquismo, el político inescrupuloso que maneja la ciudad como si él fuera un mayordomo y los habitantes el ganado que hay que guardar después de las seis de la tarde.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Escritoras en el Encuentro Nacional de Escritores, Neiva,octubre 27, 28 y 29 de 2009

Pilar Quintana, Amparo Osorio y Guiomar Cuesta, orillas del rio Magdalena, Neiva

Acto de contrición

Betuel Bonilla Rojas
Hoy he decidido, políticamente, hacer un acto de contrición. Nunca, pero lo que se dice nunca, pensaré en el Polo Democrático Alternativo como una opción válida para el poder mientras siga siendo representado por politiqueros tradicionales, peores que los de la derecha, como el Diputado Dilberto Trujillo. Si alguien cree que Dilberto representa a la izquierda, a los principios y las necesidades del pueblo, entonces el atroz Jaime Bayly resultaría ser una reencarnación de Ho Chi Minh. Tampoco volveré a creer, ingenuamente, que por el simple hecho de haber tenido un roce con la cultura, políticos como Raúl Rivera encarnen la defensa de la misma, ésa con la cual consiguieron los votos suficientes, entre ellos el mío, para codearse con los otros políticos y olvidarse de sus promesas. Creo que en adelante votaré menos por los partidos y por las ideas que representan y más por la mirada de los políticos, por sus programas, así los manden al traste apenas suban y me toque hacer un nuevo acto de arrepentimiento. Apostilla: Felicitaciones por el V Encuentro Departamental de la Cultura.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Foto Martín Borrero


Ave en el Desierto de la Tatacoa, Villavieja, Huila

Algo debe estar pasando en el Huila

Betuel Bonilla Rojas
Nuevamente, hacia fines de octubre, la palabra será la protagonista en Neiva. Quedaron listos los acuerdos entre el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura del Huila, la Secretaría de Cultura de Neiva, el Banco de la República y la Universidad Surcolombiana. Por esa fecha la literatura se tomará las instituciones culturales, las bibliotecas y varios colegios, con el fin de fomentar la lectura y propiciar un encuentro directo entre los escritores y los jóvenes estudiantes de la ciudad. En esta ocasión las homenajeadas serán las mujeres, entre ellas Pilar Quintana, Yolanda Reyes, Luisa Noguera, Laura Restrepo y Pilar Lozano. Alrededor de ellas estarán todos los escritores de la región, que ya llegan a los setenta. Hay buena cosecha literaria en nuestra tierra, y eso hay que aprovecharlo. Hace poco, junto a Esmir Garcés, representamos al Huila en el festival literario Ibagué en Flor, en un merecido homenaje a Benhur Sánchez Suárez. A partir del 16 de octubre arranca también otra fiesta de la palabra en Pitalito, liderada por el escritor Leonel Ramírez. Hace mucho rato no teníamos tantas noticias bunas en materia cultural. Algo debe estar pasando en el Huila.

Foto Martín Borrero

Ave en el Desierto de la Tatacoa, Villavieja, Huila

lunes, 5 de octubre de 2009

Hijos

Betuel Bonilla Rojas
No podemos evitarlo. Es algo que supera nuestra razón, nuestra necesidad de reposo. Un día estamos dormidos y despertamos sobresaltados. Vamos hasta su cuarto y allí están, descansando, apaciblemente puestas sus cabezas sobre la almohada. Encendemos la luz y miramos que todo esté bien: el mosquitero templado, cubriéndolos de pies a cabeza; ningún zancudo zumbando; que los brazos no se les descuelguen de las camas; que la cabeza esté bien acomodada; que puedan respirar. Luego nos vamos, procurando no hacer ruido, y una hora más tarde estamos de vuelta, repitiendo la faena con enfermiza obstinación. Cuando nos marchamos, cada vez, sonreímos en la soledad y dormimos satisfechos por el deber cumplido. Cualquier otro día volvemos a despertarnos, bocarriba y con los brazos en cruz sobre el pecho, presionándolo. Llamamos a nuestros hijos y les preguntamos que si todo va bien. Nos contestan que sí, que todo bien, que uno está en el colegio, como de costumbre, y el otro en la universidad, en su rutina de parciales, diálogos de pasillo y nuevos amigos. No hay nada anormal en sus voces, nada que presagie un decaimiento, una enfermedad, una melancolía. Insisten en que están bien, con sus amigos, con su fútbol, con las mujeres que ya empiezan a despertarles la atención. Después de tres llamadas nos contestan con voz seca, grave, y sabemos que nos hemos excedido, que tanto cuidado termina por cansarlos. Intentamos volver a preguntar pero pensamos en el pudor, en las nostalgias de los mayores.
Son nuestros hijos, nuestras preocupaciones, nuestras alegrías, nuestras esperanzas. A veces no resultan ser como queríamos; sin embargo, aun con todos sus pequeños defectos, siguen siendo perfectos, maravillosos (la genética se suele dar sus caprichos); a veces, también, no somos lo que ellos querían (el azar se suele dar sus caprichos). Tal vez olvidamos patear un balón en su compañía, o salir a pasear en bicicleta, o atender sus insinuaciones de aquellos que requieren con urgencia hablar de la muchachita de ojos verdes que les quita el sueño. Andamos ocupados en nuestras insulsas diligencias de adultos desprovistos de sonrisa. Todo queda aplazado para mañana, para la otra semana, para el otro mes. Y ellos, como jóvenes que son, viven instalados en el presente, un presente que para nosotros es efímero pasado.
Queremos que sean grandes, que nos superen con creces. Animamos sus talentos y son nuestro orgullo, nuestra vida.

viernes, 2 de octubre de 2009

El espíritu de una ciudad

Betuel Bonilla Rojas
De nada sirve transformar estructuralmente una ciudad si sus habitantes siguen igual, si los espíritus que la recorren no crecen como lo hacen sus calles, sus edificios y sus andenes. Quienes viven en Bogotá reconocen que ese cambio duró años, que fue un proceso no de una administración, sino de un plan a largo plazo, sin la envidia y la vanidad de los gobernantes. Castro le dejó tareas a Mockus, y éste a Peñaloza, y así sigue, con Samuel acabando lo que otros empezaron. Lo mismo dicen los nariñenses, y en especial los pastusos, que son otros después de Navarro y de Parmenio Cuéllar, que sienten la ciudad más suya y que les duele verla fea, sucia. De Neiva se puede decir que se ha transformado, que hay más cemento, menos zonas verdes, pero el ser huilense, el neivano, sigue sin transformarse, sin asumir como propios los cambios del lugar en el que vive. Nuestros gobernantes quieren pegar el primer ladrillo de la obra y cortar la cinta de la inauguración. No piensan tanto en la ciudad, en programas a gran escala, sino en sembrar placas en monumentos sin sentido, diseñados casi siempre para pagar costosos favores políticos. Pero el trabajo espiritual, el de base, no se ha hecho. Cuando tengamos gobernantes cultos, conscientes de lo importante que es el trabajo espiritual de un pueblo, quizás los neivanos cambiemos. Mientras tanto pongamos más placas, sigamos cortando más cintas. En el fondo Neiva seguirá igual.

Un sueño imposible

Betuel Bonilla Rojas
Borges pronosticaba que algún día mereceremos que no haya gobiernos. Y esto, aunque es cada vez más lejano, se hace más necesario. Y es que produce rabia, o risa, saber lo que ocurre con nuestros políticos gobernantes. Hay por ejemplo, como de caricatura, concejales que dan grima, que viéndolos de cerca se nota a leguas que deben logros de la primaria. Hay diputados que parecen haber sido extraídos, por lo cínicos, de eso que el propio Borges llamó la “Historia universal de la infamia”. Hay secretarios de despacho puestos en sus cargos a ganar sueldos, casi sin hacer nada, manipulados a su antojo por funcionarios mañosos y plagados de vicios. Y eso, lo sabemos, es impuesto por quienes pagan las campañas. Hay alcaldes que todas las noches tienen pesadillas con monstruos que los amenazan para que devuelvan rápido lo invertido por otros. Cuando se despiertan la deuda sigue creciendo. Hay gobernadores que llegan a su despacho, desconcertados, sin saber qué es eso de gobernar a un departamento. Estamos en sus manos, cada día más apabullados, y parece que Borges no tendrá la razón. De todas maneras en mis sueños los políticos siempre lloran, devuelven lo que se roban, aunque las noticias, al despertar, me recuerdan que eso no parece posible. Pero los políticos no pueden impedirme que siga soñando.

Las veleidades de los artistas

Betuel Bonilla Rojas
Desde tiempos remotos los artistas, asumidos como intelectuales, han sido la conciencia crítica de los políticos, de ésos que dirigen sin necesidad de pensar mucho. Es normal que ellos opinen en los periódicos, cuando los periódicos son decentes y dejan opinar. Así ocurre todavía en El país, de España; en La Nación, de Buenos Aires; o en Le monde diplomatique, en Francia. Y esas opiniones le dan carácter y personalidad al periódico, hacen que los lectores confíen en lo que allí se dice. Un periódico lleno de políticos y personajes de la farándula local opinando pertenece al orden de la comedia, como dijo Nietzsche. Por eso no es tan conveniente que los artistas les celebren los cumpleaños a los políticos, o los abracen en público, o les acepten favores y nombramientos. Cuando haya que denunciarlos esto parecerá una deslealtad, una traición. En Neiva y el Huila es costumbre ver a los artistas de la mano del poder, lanzándole loas para después cobrar por ventanilla. Y llega a tanto el cinismo que en una pareja de artistas el esposo hace campaña por un bando, y la esposa por el otro, por si las moscas. También es costumbre que artistas que se volvieron famosos a las malas se van de la ciudad y envían cartas desde el mar pidiendo pasajes a lugares exóticos, o compras millonarias de libros que de otro modo no se venderían. Adhieren públicamente a los liberales, por ejemplo, y luego negocian con los conservadores, otro ejemplo, y suponen que los políticos no tienen memoria. Y si el negocio no sale para eso están los senadores amigos, ésos que reconocen públicamente contar con cuotas fijas en los gobiernos. Uno sabe que los políticos no tienen escrúpulos, pero memoria sí tienen, y mucha, y de un solo color.

Bienvenido, Germán

Betuel Bonilla Rojas
Recuerdo a Germán Darío Perdomo por las calles de Neiva, pidiendo monedas de mesa en mesa, siendo despreciado por muchos de quienes habían sido sus amigos. Decían que en otra época su voz retumbaba en las emisoras locales, que había alcanzado a ser un hombre feliz en la radio. De pronto cayó en desgracia y, como ocurre en estos casos, muchos le dieron la espalda. Luego se perdió por un buen tiempo y corrieron pésimas noticias sobre su suerte. Por fortuna, eran sólo eso, noticias extraviadas de personas que no conocían su nuevo rumbo. Mientras esto ocurría, Germán, motivado por su familia, se recuperaba en una clínica y salía con fortaleza de su adicción a las drogas. Ahora tampoco lo he visto, pero las buenas fuentes dicen que anda con garbo por la calle, que las drogas son cosa del pasado y que su voz ha vuelto a retomar la potencia que la caracterizaba. Dicen que tiene trabajo y que promete ayudar a los que, como él, alguna vez se quedaron solos. Bienvenido, Germán.

jueves, 1 de octubre de 2009

Los puentes abandonados

Betuel Bonilla Rojas
Antes no había puentes peatonales en Neiva y los pedíamos a gritos. Decíamos que el Gobierno Municipal era descuidado, que no le importaba nuestra seguridad como peatones. Hoy tenemos varios, no los suficientes aún, y no los usamos. Como no los usamos, en especial el que conecta con la Universidad Surcolombiana, éstos se llenan de indigentes, de basura, de residuos en descomposición. Y como están llenos de estas personas y de tanta suciedad, no los usamos. Y como no los usamos, quedan abandonados a su suerte y se van volviendo territorio de nadie. Y así el círculo se hace vicioso, infinito. Como lo que no se usa se atrofia, ése ya da pesar, lástima. Tienen razón finalmente quienes no lo usan. Ahora da miedo pasar por allí, aun en el día. Ciudad Limpia nunca cumple con su función de asear el espacio público; no hay quién controle esto, quién vele por la seguridad de los transeúntes que se suben al puente. Muy pronto ese puente se caerá a pedazos por desaseo y falta de uso. Y entonces pediremos a gritos tener un puente.

Encuentro de Escritores "Ibagué en flor". Ibagué, septiembre de 2009.

Con el escritor huilense Benhur Sánchez Suárez. Conversatorio "Cuarenta años de La solterona".

Consejo para la buena muerte

Betuel Bonilla Rojas
La publicación de un libro, cualquiera sea su nombre y su género, será siempre un motivo de celebración. En un país que privilegia los horrores de la guerra y de la corrupción, la escritura se convierte en un antídoto, una cura transitoria para los males de la realidad. Y justo en este momento celebramos la publicación de Consejo para la buena muerte, el último libro de Esmir Garcés Quiacha. Como en toda idea noble, el libro de Esmir es menos una muestra de su producción que una panorámica de la poesía colombiana. Concurren en sus páginas poetas de la región suroccidente colombiana, poetas cuyos versos pueblan la dispar geografía de este lado del país y nos muestran facetas distintas de nuestro contexto. Su libro compitió de frente en una convocatoria del Ministerio de Cultura y resultó premiado. Vale su calidad literaria, la solidez de los autores seleccionados, el tono riguroso que caracteriza la muestra. Una antología es justamente eso, una feria de los mejores, y los mejores están en este libro. El jueves 1 octubre será su lanzamiento. Ese día tendremos otros nuevos versos entre nosotros. Tendremos un nuevo aliento para seguir creyendo en nuestras bondades. Tendremos, por fortuna, poemas que nos ayudarán a descifrar el difícil camino que vivimos.

Encuentro de Escritores "Ibagué en flor". Septiembre de 2009

Con los escritores Roberto Rubiano, Eduardo Gómez, Óscar Collazos y Libardo Vargas. Conversatorio sobre Escrituras creativas.

miércoles, 15 de julio de 2009

¿Identidad?

Betuel Bonilla Rojas
Me produce escozor hablar de identidad cuando todos sabemos que dicho término sólo es usado cuando a muchos les conviene. Identidad es, por ejemplo, que mientras a los desinformados Carolina Cruz y el tal Palomeque les paguen sus buenos millones por hablar de lo que no saben, y que, por el contrario, los valores locales caigan en desuso bajo la infame idea de que no son tan famosos como los otros. Identidad es también esperar durante varias horas a que un grupo musical foráneo nos regale, por varios milloncitos, canciones destempladas mientras a muchas de nuestras orquestas aún les deben dinero desde la gloriosa época cultural de doña Sandra Barrios. Identidad es decir que todo lo nuestro vale harto si pertenece al pasado, si se es algo así como una reliquia de museo. Del presente es mejor desconfiar, sugiere la identidad. Quizás en doscientos años, o en mil, los de ahora hagamos parte de esa anhelada identidad.

Visita de Octavio Escobar a Renata Neiva

Octavio Escobar, Nubia Monje y Betuel Bonilla, julio 8 de 2009

martes, 30 de junio de 2009

Turismo incipiente

Betuel Bonilla Rojas
Un buen respiro se da la economía neivana mediante las fiestas del San Pedro. Mucho dinero de afuera entra tranquilamente bajo la figura de un turismo que todavía tiene mucho de prehistórico, de improvisado, de mero azar. Todavía escasean la buena atención, la cordialidad, la explotación a gran escala de lo que podemos vender como atractivo, la claridad de que si ellos traen el dinero nuestra obligación es tratarlos bien. Pero eso es sólo un paso. El turismo no puede ser cosa de un solo día, no de simples propagandas ridículas en canales locales que nadie ve, salvo quienes hacen los comerciales. El turismo de verdad nunca descansa, arma paquetes completos, con descuentos y paraísos artificiales a donde todos queremos ir. Qué tal un combo por esos sitios que el resto del país no tiene. ¿Si el turismo de Cartagena y Santa Marta nunca descansa por qué el nuestro sí? Ya es hora de pensar en otras actividades que atraigan turistas el resto de año, que traigan dinero que harto que se necesita. Señores secretarios de cultura, menos burocracia y a trabajar.

Betuel Bonilla presenta a los escritores de Renata Neiva en Festicrearte

Miguel de León y Betuel Bonilla en Festicrearte, junio 19 de 2009

miércoles, 17 de junio de 2009

Nuestras fiestas

Por: Betuel Bonilla Rojas
Muchas personas han querido ver en nuestras fiestas, nuestras porque en ellas nos gastamos todo el presupuesto cultural y porque los borrachos pasan su guayabo aquí, nada menos que la estampa de un carnaval. Y qué lejos estamos de esto. En los carnavales los enrumbados suelen portar máscaras que diluyen las diferencias, que acortan las brechas entre las clases sociales. En los carnavales todos son pueblo, los ricos y los pobres, los de alpargatas y los de ruana, y en esa verbena reina el irrespeto, la poca cordura, la irreverencia. Nuestras fiestas, por el contrario, son solemnes, desiguales hasta el extremo, reproducen exactamente las diferencias, separan a los que beben whisky de los que se embriagan con chicha. ¿Por qué será que casi nunca gana la reina que el pueblo considera debe ganar? O El pueblo tiene muy mal ojo, lo cual no creo, o para ser reina se necesita una varita mágica de los de ruana. Si esto fuera un carnaval podríamos, aunque fuera escondidos tras una máscara, cobrarles a los políticos sus tantas fechorías.

Colectivo Renata en Primer Recital en Festicrearte


miércoles, 3 de junio de 2009

Correspondencia con Benhur Sánchez Suárez

A propósito de la literatura huilense...

Apreciado Betuel:
Por fin encuentro tu correo en Internet. En este país todos somos desaparecidos. Pocos dan razón de los otros. Si alguien pregunta por tí, te dicen que hace rato estás desaparecido, que no saben nada. Y resulta que uno está en el mismo sitio, no ha cambiado de dirección. Todos se hacen los pendejos.
Lo cierto que es que ahora te puedo escribir para agradecerte los libros que tuviste la gentileza de dejarme en la portería del edificio donde vivo desaparecido.
Mayor agradecimiento por el texto que escribiste sobre mi trabajo literario, en especial dos novelas. Tienes razón en las observaciones a estos libros juveniles. Me emociona que hayas dedicado parte de tu tiempo a mi trabajo. Sé que mis libros no son tan importantes aunque me sorprendió que te hayan dado el premio por encima del estudio de la estatuaria de San Agustín. Me parece inverosímil, teniendo en cuenta que en el Huila viven amancebados con el legado monolítico, con José Eustasio y con Villamil. Después de ellos, la pared. Lo cual significa que tu trabajo está muy bien hecho, aunque el motivo de estudio no sea tan trascendente.
Un abrazo:
Benhur
Saludo,
Bueno, viejo Benhur. Contrario a lo que muchos piensan, entre ésos los que se la pasan sacando billete a nombre de la literatura y el arte huilenses (que son muchos), yo sí me he dado a la tarea de leer a los que escriben aquí, a veces para desilusionarme con premios inmerecidos que se negocian en cualquier lugar de Colombia, o con escritores parcialmente canonizados cuyas páginas no le hacen ningún favor a su biografía. Y entre ésos, siempre he creído que el único que merece un sitial de honor es usted, por su tesón, por su trabajo, por momentos memorables de su prosa. Claro, lo fácil, lo opita y vulgarmente fácil, es andarle haciendo honores a Rivera, sumarse a la gloria ya consagrada. Pero nadie hace nada por valorar lo presente en su justa dimensión, no digo elogios inmerecidos, sino crítica juiciosa. Claro, eso implica correr riesgos, leer cuidadosamente, y en nuestra tierra abundan los escritores pero no los lectores (curiosa paradoja, casi endémica). Entonces, mi buen amigo Benhur, ése fue un trabajo que refleja no sólo mi cariño, sino mi devoción por los escritores auténticos. En realidad el trabajo abarca hasta Victoria en España, pero por obvias razones de delimitación del concurso pues presenté sólo lo de sus primeros trabajos. Y bueno, ahí está, y de paso, como Rodríguez Freyle, busco enterrar esos falsos linajes literarios de farsantes como William Torres o Luis Ernesto Lasso, quienes viven de la literatura diciendo pendejadas y escribiendo porquerías de pésima estirpe intelectual, nos vemos, un abrazo,
Betuel.

Taller RCN-MEN en Neiva, Huila


¡Qué bello que es el Huila!

Betuel Bonilla Rojas
Cuando uno va a otros departamentos le suelen preguntar cómo va el Huila, cuáles son esas cosas estrictamente nuestras que podemos mencionar. Yo les digo, por ejemplo, que aquí hay cosas muy simpáticas, que por ejemplo la gente no usa los puentes peatonales porque sufre de vértigo, que prefieren el eventual golpe de un carro a tener que subir a semejantes alturas. Les digo, también, que aquí la literatura marcha muy bien, que tenemos magos de la palabra que primero hacen vida de escritores, viajan al exterior a tomarse fotos con artistas de dudosa reputación y luego sí se preocupan por saber qué es eso del idioma, su supuesto vehículo de expresión. Les digo, por ejemplo, que los diarios locales están tan mal escritos y son tan poco profundos que la gente prefiere sentarse a leer el directorio como programa de un domingo. También les digo que pululan los políticos de mala calaña, que aquí es tan buen negocio eso de la política que fácilmente, con lo sacado en un período de cuatro años, ellos viven el resto de sus vidas poniéndose lentes de contacto azules y aspirando una y otra vez a la Alcaldía. Qué bonito es el Huila, me dicen, qué buenas deben ser las fiestas con gente tan alegre.

Taller RCN-MEN en Purificación, Tolima


miércoles, 6 de mayo de 2009

Vuelve y juega

Por: Betuel Bonilla Rojas
Vuelve y juega. Hace cinco años, cuando Rodrigo Villalba empezaba su periodo de gobierno, le hizo creer a los artistas que tendría en cuenta sus opiniones y finalmente designó en la Secretaría de Cultura a una funcionaria que no se pudo posesionar porque carecía de título profesional. Hicieron algunas maromas y finalmente, para infortunio de todos, dicha persona asumió el cargo para salir poco después en medio de un sonoro escándalo. Hoy ocurre exactamente igual, como si la historia no les sirviera para tomas correctivos. Nuevamente es designada para esa cartera, en la Gobernación, una persona con líos parecidos, sin título profesional o con una carrera artística de años que avale su llegada a la cuestionada Secretaría de Cultura. Da la impresión de que el Gobernador ni siquiera tiene en cuenta la hoja de vida de sus funcionarios más cercanos, que los nombra más por su grado de proximidad afectiva que por razones de idoneidad intelectual, como si se tratara de una invitación a una fiesta, o algo así. ¿Hasta cuándo durará el manoseo a los artistas, a los sectores que en cada administración sueñan con un representante verdadero del arte en el Gobierno? Como raro que ese nombramiento se dé justo ahora, cuando se vienen todos los contratos de las fiestas del San Pedro.

Taller RCN-MEN en La Plata, Huila

Betuel Bonilla Rojas en taller de capacitación a docentes

domingo, 3 de mayo de 2009

Nombramientos a dedillo

Por: Betuel Bonilla Rojas
En las últimas noticias acerca de los recientes movimientos en materia política en el Departamento del Huila, llaman la atención dos cosas: primero, que en menos de año y medio de la actual administración, son ya cuatro los funcionarios que han ocupado la cartera de Cultura y Turismo, algo que evidencia la crisis que se vive en ese despacho. De esos cuatro funcionarios ninguno entendía del asunto, de esa categoría difusa y complicada que llamamos cultura. Es decir que, como dice La Nación, en esa cartera se suelen cuadrar asuntillos políticos, algo así como que no importa tanto a quién nombremos sino qué favor pagamos con ese nombramiento, lo que a todas luces suena horroroso. Se dice que las Secretarías de confianza se conservan, o sea que hay secretarías de primer y segundo renglón. Todos los funcionarios hablan en sus campañas de cultura, de lo importante que es eso para los pueblos. Y así es, lástima que ellos ni lo crean, ni lo digan sinceramente. Lo segundo que se dice es que el actual secretario sale por diferencias con la Primera Dama, como si estuviéramos hablando de un peón que desobedece a su patrón en la finca. Claro, así se gobierna el Huila, como si fuera una hacienda con un solo capataz. ¡Qué horror!

martes, 17 de marzo de 2009

En el Hay Festival, 2009

Cristian Valencia, Betuel Bonilla y Manuel Iván Urbina, Cartagena, enero de 2009

El Quimbo y su ruina

Betuel Bonilla Rojas
No puedo hablar técnicamente del mal negocio que puede ser El quimbo. Tengo sólo intuiciones, presagios de que va a convertirse en mayor riqueza para quienes ya son ricos y pobreza inminente para quienes sólo aspiran a vivir tranquilos en sus tierras. Casi siempre este tipo de proyectos, que se ofrecen con espíritu altruista, terminan siendo arrasadoras empresas que destruyen todo a su paso. Si Betania se presentó como la oportunidad turística para varios pueblos, creo que esta prosperidad nunca llegó. Hoy en día Hobo me parece un pueblo más triste que antes de la represa, más pobre, con menos oportunidades. Yaguará se las arregla como puede, pero tampoco es que nade en dólares. Intuyo, repito, que algo igual puede ocurrir con los municipios afectados por El quimbo. Morirán muchas especies de animales, seguramente muchas plantas endémicas, y esto sólo por la inmensa ambición de los humanos. Querámoslo o no, después de dicho embalse, si se autoriza, nada volverá a ser como antes. De esas cifras monstruosas que se muestran como indicadores de ganancia muy pocos centavos serán para quienes cedan sus tierras. No lo puedo asegurar pero intuyo, como una especie de mal sueño, que el tal Quimbo sólo traerá más ruina para el Huila.

En el Hay Festival, 2009

Betuel Bonilla y el escritor argentino Pablo Ramos, Cartagena, enero de 2009

El terror se toma a Neiva

Betuel Bonilla Rojas
Da miedo salir a la calle en Neiva. Aquél me dice que le pegaron un disparo cerca de la plaza de mercado, en el barrio Arismendi, para que entregara los únicos veinte mil pesos que llevaba. Este otro iba con una buena suma para pagarle a sus empleados, cerca del hospital, fue víctima del fleteo, se resistió y recibió también su ración de disparos. A la niña de enfrente la arrojaron al piso para arrancarle su celular, que todavía no había acabado de pagar, frente a Los comuneros. Un amigo, contento con su computador portátil, fue encañonado frente a su casa, en Cándido, y debió despojarse de su juguetito para no perder la vida. Así, uno tras otro, los neivanos vivimos entre el miedo de salir a las calles y la obligación de tener que hacerlo para buscar el sustento, o la muerte. Mientras tanto, una bomba estalla allí, la otra un poco más allá, y la otra está lista a estallar. Y todo eso en medio de la prepotencia de la Seguridad Democrática, en medio de mucho dinero para la guerra y poco para la inversión social. Algo debe estar pasando en Neiva cuando hay tanto peligro, tanto indigente merodeando detrás de sus víctimas, tanto loco estallando bombas que no se sabe a quién van a lastimar. Casi hay más uniformados que civiles en Neiva, y el peligro nada que para.