lunes, 15 de marzo de 2010

Elecciones parlamentarias 2010 en el Huila: El triunfo de las maquinarias

Por: Betuel Bonilla Rojas
Todavía con algunas dudas por la ineficiencia de la Registraduría Nacional en el conteo de votos, el departamento del Huila alcanza cinco curules en el Senado y dos en la Cámara de Representantes.
En realidad, el único hecho de destacar, en materia electoral, es que el gran perdedor fue el voto de opinión, ése que funda verdadera democracia. Por supuesto, al perder el voto de opinión, gana, por simple oposición, el voto de promesa, aquel que surge de las maquinarias poderosas, los nuevos carteles. Como ya los políticos no acuden a la plaza pública para dar a conocer sus programas, entre otras cosas porque ni los tienen, ni saben hablar, entonces se acude a la promesa, no importa su alcance y su improbable cumplimiento. Las razones del electorado, en la mayoría de los casos, comprometen no tanto la futura salud del país, el llamado interés colectivo, sino la tranquilidad inmediata de algún pariente desempleado, de algún hijo en procura de becas, de alguna casita con tejas de zinc con la que se sueña. Y en esto las maquinarias son expertas. Sus portafolios políticos ya no son programas sesudos, pensados de cara al país, sino guías turísticas para que los electores escojan allí el lugar paradisíaco a donde quieran viajar luego de las elecciones. Muchos electores se quedarán con la maleta hecha, dirán que no vuelven a creer en la política y en cuatro años volverán a confiar en alguien, porque las ilusiones y las necesidades no dan espera.
En el Huila no triunfó la democracia, triunfaron los caciques falaces de siempre, los que se esconden de sus electores una vez alcanzan la curul. La única renovación visible, muy seguramente, será la del nuevo carro que compren los caciques para exhibir su triunfo fantoche. Y el Huila seguirá esperando por políticos de verdad, seguirá pensando que en eso de las elecciones lo único claro es que el pueblo siempre pierde.

domingo, 7 de marzo de 2010

Nota sobre El arte del cuento (Laura Massolo, premio Internacional de Cuento Juan Rulfo)

Betuel, el libro prometía ser bueno por todo lo que contabas, pero tenerlo en mis manos ha superado cualquier expectativa.
Tardé en ir a buscarlo a Capital porque, en estos último tiempos del verano, mi casa en provincia absorbió todas mis horas. Ha nacido mi segundo nieto, me han instalado un nuevo sistema de agua, etc.
Lo voy leyendo despacito, aunque el primer día casi lo devoré con los ojos. Cada tramo es una maravilla; tu texto, clarísimo y sumamente informativo; el ordenamiento, excelente; la edición, cuidadísima y con una estética ideal. Me asombra comprobar cuánto coincidimos los que vos, tan generosamente, llamás maestros y, a la vez, puedo ver cómo, entre todos, aportamos una diversidad de ideas, experiencias y consejos.
No tengo más que palabras ponderativas y, además, quiero felicitarte por esta iniciativa. Afirmo que un libro como el tuyo favorecerá el crecimiento de muchos escritores.
Me siento muy halagada por que me hayas dado tanta participación en él. Más que halagada, honrada. Gracias, muchas gracias, por haber leído mis cuentos y por comentarlos y por creer en mis palabras.
Te debo todavía el envío del mío. Vas a ver que tienen algunas cosas en común y que, también, Armar un cuento surgió de la experiencia en los talleres. Vos y yo sabemos que esta experiencia puede capitalizarse sólo a fuerza de trabajo y de cariño.
Le he dado tu correo a un escritor colombiano para que se haga de tu libro. Se llama Carlos Ospina Munera.
No sé qué más decirte porque, como el libro, también me supera la alegría de que nos hayamos encontrado en este universo de la creación comunicada.
Sé que El arte del cuento sella para siempre una hermosa amistad.
Un muy muy fuerte abrazo
Laura