miércoles, 16 de marzo de 2011

Columna del escritor vallecaucano Julio César Londoño sobre el libro El arte del cuento, de Betuel Bonilla. El Espectador, sábado 12 de marzo de 2011

Editado por Trilce Editores en 2009, el volumen está dividido en tres partes: la primera contiene ejercicios y teoría dura. La segunda está formada por ensayos de varios maestros colombianos y argentinos del género: Roberto Rubiano, Laura Massolo, Juan Gabriel Vásquez y Ricardo Piglia, entre otros. La tercera es un cuestionario muy inteligente elaborado por Bonilla y resuelto por Ana María Shua, Hugo Chaparro, Sebastián Dozo, Pilar Quintana, Antonio García Ángel, Pablo Ramos, etc.

Pese a tanta celebridad, hay deslices imperdonables en el libro. En la página 100, por ejemplo, Albeiro Arciniegas asegura que Vargas Llosa es un maestro del género. Error. Su único libro de cuentos es Los jefes, y le salió tan flojo que nunca volvió a reeditarlo.


En la página 108 Juan Gabriel Vásquez tantea: “Por ‘tale’ yo entiendo una narración relativamente breve, de contenido casi siempre fantástico, no pocas veces con moraleja o lección implícita y en la cual lo importante es la voz que cuenta”. Caramba, nunca había visto un teórico más nervioso. Si Vásquez hubiera sido el titulador de la matemática griega, el famoso teorema de los triángulos rectángulos se llamaría “la conjetura de Pitágoras”.

Después, hay que decirlo, Vásquez se sobrepone: “Mientras que la novela tiene un clímax al que todo acude, el cuento es el clímax de una historia que no se cuenta, pero que debe estar contenida en él”.

En la página 115 Roberto Rubiano nos explica que “los buenos cuentos, los que tienen ese ingrediente secreto que nadie puede definir con claridad, son (como la droga sin rebajar) escasos”, y el lector comprende al instante que Rubiano es un hombre de fiar.

Allí mismo nos explica que la palabra “literatura” tiene apenas 200 años, y que “contar un cuento literario implica escribir una historia completa y sugerente con la menor cantidad de elementos posibles y la mayor eficacia. Fabricar algo como una cuchara. Un instrumento simple y perfecto”.

Antes hay una cita de Hernando Téllez: “Escribir correctamente es una técnica. Escribir bellamente es un milagro. Por lo menos un misterio”. Es una proposición que no dice nada pero lo dice a lo Proust: bellamente. Y con misterio.

Cuando le preguntan ¿En qué se fija usted a la hora de evaluar el mérito de un cuento?, Ana María Shua da una respuesta típicamente argentina: ¡Es el cuento el que debe fijarse en mí! (debiste sospecharlo desde un principio, Betuel).

Hay citas de Chéjov por todas partes: “Cuando se ha terminado un cuento, uno debería borrar el principio y el final” (aquí entre nos, yo creo que el ruso debió borrar también la parte del medio. O hacer haikús).

Luis López Nievez, el insufrible propietario del site Ciudad Seva, sorprende con una serie de ejercicios bien calibrados: describir una escena sentimental sin sentimentalismos; sugerirle al lector la belleza de una mujer sin usar clichés ni la palabra “bella”; imaginar finales no predecibles para conflictos típicos…

Antonio García da un consejo sano: “Cuando escriba, siéntase como Cervantes en persona, y cuando corrija piense que es un pobre analfabeto. Así se balancean las cargas”.

Por la diversidad de voces y el bagaje y el buen pulso de Betuel Bonilla, El arte del cuento es el mejor compendio teórico sobre el género publicado en Colombia. Es una obra digna de figurar al lado de la monumental Antología del cuento colombiano que Luz Mery Giraldo hizo para el Fondo de Cultura Económica.

Columna del escritor vallecaucano Julio César Londoño sobre el libro El arte del cuento, de Betuel Bonilla. El Espectador, sábado 12 de marzo de 2011

sábado, 5 de marzo de 2011

Visita del escritor hispanista Micheal Jacobs a Neiva

Que un cronista de tamaña estatura (en ambos sentidos) como el inglés Michael Jacobs, recién invitado al Hay Festival de Cartagena, visite Neiva para recorrer y escribir sobre el maravilloso río de La Magdalena, constituye un enorme honor. Pronto tendremos noticias de su próxima publicación.

Betuel, Julito Caicedo, María Fernanda y Michael

María Fernanda, Michael, Betuel, Adriana y Julio Caicedo