jueves, 1 de agosto de 2013

Taller en Cartagena, Bolívar, julio 26 y 27 de 2013

Taller con los escritores de Relata Cartagena

 Taller con los escritores de Relata Cartagena 

  Taller con los escritores de Relata Cartagena 

 Taller con los escritores de Relata Cartagena 

Taller con los escritores de Relata Cartagena 

Con los amigos escritores de Relata Cartagena



Un breve comentario sobre mi libro La ciudad en ruinas, por Jorge Enrique Arbeláez



La ciudad en ruinas, libro de cuentos de Betuel Bonilla
Jorge Enrique Arbeláez Valderrama
Escritor colombiano residente en Venezuela

La ciudad en ruinas, de Betuel Bonilla, no son los callejones sucios, umbrosos, rodeados de paredones torcidos, fungosos y cuarteados; no es el calor húmedo, asfixiante, pegajoso; ni los muebles desvencijados ni la decrepitud del ambiente ni las ropas desechas de sus personajes; las ruinas de la ciudad son los personajes mismos, sufridos, desguarnecidos, deprimidos, con vidas insignificantes, frente a dramas perversos, de soledad, de lujuria, de juzgamiento, de violencia. Los cuentos son una presentación breve, pero no por eso menos dramática de lo que ha sido la búsqueda de humanidad que con tanta angustia ha llevado el género por eso mismo llamado humano, desde cuando nos escindimos de nuestros antepasados y que pareciera no abandonarnos al expresarse a través de un orden de cosas del que pareciera que no podemos liberarnos.
La ciudad en ruinas es la opresión continua de la sociedad sobre el individuo, es la intimidación de una civilización que avasalla a los débiles, a los prescindidos, a los relegados del mundo. Estos cuentos son el grito de rebeldía de un artista que siente la injusticia clavada como afilados dientes sobre unos personajes sometidos por la rutina a los que nos lleva a conocer a través de una excelente técnica narrativa.
Al mostrarnos con amargura las situaciones que laceran la cotidianidad de esos desventurados personajes, Betuel no nos conduce a una postura preconcebida, sino que llama nuestra atención sobre las cosas corrientes y los criterios que parecieran ser normales; y sin plantearlo, nos exige una revisión de esas situaciones en las que nuestros pensamientos asumen criterios generalizados. En el fondo nos conduce a reflexionar sobre la forma como estamos haciendo las cosas cotidianas y a una revisión sobre cómo nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos. 

Taller en Honda, Tolima, julio 12 y 13 de 2013

Taller de participación en la lectura con chicos de la Institución Educativa

Taller con los escritores de Relata Honda

 Taller con los escritores de Relata Honda

 Taller de participación en la lectura con chicos de la Institución Educativa
 
Con los amigos escritores de Relata Honda

Taller con los escritores de Relata Honda

Los mejor calzados, Luisa Valenzuela



Los mejor calzados
Luisa Valenzuela

Invasión de mendigos pero queda un consuelo: a ninguno les faltan zapatos, zapatos sobran. Eso sí, en ciertas oportunidades hay que quitárselo a alguna pierna descuartizada que se encuentra entre los matorrales y sólo sirve para calzar a un rengo. Pero esto no ocurre a menudo, en general se encuentra el cadáver completito con los dos zapatos intactos. En cambio las ropas sí están inutilizadas. Suelen presentar orificios de bala y manchas de sangre, o han sido desgarradas a latigazos, o la picana eléctrica les ha dejado unas quemaduras muy feas y difíciles de ocultar. Por eso no contamos con la ropa, pero los zapatos vienen chiche. Y en general se trata de buenos zapatos que han sufrido poco uso porque a sus propietarios no se les deja llegar demasiado lejos en la vida. Apenas asoman la cabeza, apenas piensan (y el pensar no deteriora los zapatos) ya está todo cantado y les basta con dar unos pocos pasos para que ellos les tronchen la carrera.
Es decir que zapatos encontramos, y como no siempre son del número que se necesita, hemos instalado en un baldío del Bajo un puestito de canje. Cobramos muy contados pesos por el servicio: a un mendigo no se le puede pedir mucho pero sí que contribuya a pagar la yerba mate y algún bizcochito de grasa. Sólo ganamos dinero de verdad cuando por fin se logra alguna venta. A veces los familiares de los muertos, enterados vaya uno a saber cómo de nuestra existencia, se llegan hasta nosotros para rogarnos que les vendamos los zapatos del finado si es que los tenemos. Los zapatos son lo único que pueden enterrar, los pobres, porque claro, jamás les permitirán llevarse el cuerpo.
Es realmente lamentable que un buen par de zapatos salga de circulación, pero de algo tenemos que vivir también nosotros y además no podemos negarnos a una obra de bien. El nuestro es un verdadero apostolado y así lo entiende la policía que nunca nos molesta mientras merodeamos por baldíos, zanjones, descampados, bosquecitos y demás rincones donde se puede ocultar algún cadáver. Bien sabe la policía que es gracias a nosotros que esta ciudad puede jactarse de ser la de los mendigos mejores calzados del mundo.

(En: Cuentos completos y uno más. Alfaguara. Buenos Aires 2007).

Taller en San José del Guaviare, junio 1 y 2 de 2013

Entrevista en la Insitución Educativa

Primer Taller con chicos de la Institución Educativa

En pleno Taller con escritores de San José del Guaviare y Yopal

Con los amigos escritores de San José del Guaviare y Yopal

Taller de revisión de textos

Lazos de familia, Julio Cortázar



Lazos de familia
Julio Cortázar

Odian de tal manera a la tía Angustias que se aprovechan hasta de las vacaciones para hacérselo saber. Apenas la familia sale hacia diversos rumbos turísticos, diluvio de tarjetas postales en Agfacolor, en kodachrome, hasta en blanco y negro si no hay otras a tiro, pero todas sin excepción recubiertas de insultos. De Rosario, de San Andrés de Giles, de Chivilcoy, de la esquina de Chacabuco y Moreno, los carteros cinco o seis veces por día a las puteadas, la tía Angustias feliz. Ella no sale nunca de su casa, le gusta quedarse en el patio, se pasa los días recibiendo las tarjetas postales y está encantada.
Modelos de tarjetas: «Salud, asquerosa, que te parta un rayo, Gustavo». «Te escupo en el tejido, Josefina». «Que el gato te seque a meadas los malvones, tu hermanita». Y así consecutivamente.
La tía Angustias se levanta temprano para atender a los carteros y darles propinas. Lee las tarjetas, admira las fotografías y vuelve a leer los saludos. De noche saca su álbum de recuerdos y va colocando con mucho cuidado la cosecha del día, de manera que se puedan ver las vistas pero también los saludos. «Pobres ángeles, cuántas postales me mandan», piensa la tía Angustias, «ésta con la vaquita, ésta con la iglesia, aquí el lago Traful, aquí el ramo de flores», mirándolas una a una enternecida y clavando alfileres en cada postal, cosa de que no vayan a salirse del álbum, aunque eso sí clavándolas siempre en las firmas vaya a saber por qué.

(En: Cuentos completos. Tomo 3. Bogotá. 2008. p. 56)

viernes, 26 de abril de 2013

Participación en el conversatorio "Poesía Vs narrativa", Feria del Libro de Bogotá, abril 22 de 2013

Junto a Rafael del Castillo, Piedad Bonnett, Miguel Torres y Víctor Manuel Mejía 


Junto a Rafael del Castillo, Piedad Bonnett, Miguel Torres y Víctor Manuel Mejía 

miércoles, 6 de marzo de 2013

Participación como jurado en el VIII Concurso Nacional de Cuento de la Universidad Industrial de Santander, marzo 01 de 2013

Taller sobre Escrituras Creativas, Universidad Industrial de Santander, marzo 01 de 2013

 En la gala de Premiación, marzo 01 de 2013 

Hablando en representación del jurado del Concurso Nacional de Cuento UIS, marzo 01 de 2013 

En Bucarica, con los escritores Ómar Ortiz, Santiago Mutis y Julio Paredes 

 En Bucarica, con los escritores Ómar Ortiz, Santiago Mutis y Julio Paredes 

Entrada de la UIS 

Con los escritores Miciades Arévalo y Humberto Jarrín, marzo 01 de 2013 

Gala de Premiación de los concursos de Cuento y Poesía UIS, 2013