martes, 15 de julio de 2008

Identidad y nacionalismo

Betuel Bonilla Rojas
Oír hablar de identidad, neivanidad y huilensidad me produce escozor. De ahí al nacionalismo queda muy poco, un paso para pensar como Hitler. Eso está bien para que profesores de la Usco, que estudiaron en Europa y no se graduaron, o que consiguen mujer en la universidad pública anualmente, distraigan la atención de sus procesos disciplinarios y penales, o para periodistas que con dichas categorías caprichosas jalonan contratos y opinan en La Nación si no se los dan, o para diputados que hablan del tema como presión para buscar cuotas políticas, o para líderes femeninas que disertan con orgullo de La Gaitana y se ponen lentes de contacto azules para parecer foráneas. Si algo nos caracteriza es ser mestizos, ser la mezcla de la mezcla, ser étnica y culturalmente impuros, variados, y esa es nuestra riqueza. Lo otro, la defensa del folclor huilense, que no es tan huilense, o del tamal, que no es huilense, o de la lechona, que tampoco es huilense, o del Mohán, que es de todo el río Magdalena, es puro patriotismo barato, es turismo de medio pelo, es ganas de fomentar un nacionalismo torpe y peligroso. Creo que es más pertinente culturalmente saber qué se va a hacer con el dinero de la estampilla procultura, o para dónde van en realidad nuestras fiestas, o hasta cuándo vamos a permitir que los alcaldes experimenten con nuestra ciudad y nuestros impuestos. Eso sí vale la pena.

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