martes, 8 de julio de 2008

¿Y la opinión pública?

Betuel Bonilla Rojas

El periodismo sin opinión pública y sin investigación es mero simulacro, ejercicio de llenar muchas páginas sin sustancia. Le quedan entonces dos caminos: o el cubrimiento como gran noticia de cuanto certamen de medio pelo hay, tipo reinado de la guayaba, o de la mazamorra, o, lo más grave, lanzar loas permanentes a los gobernantes de turno. Y esto es lo que viene ocurriendo con los dos principales periódicos huilenses. Quedaron en manos, qué peligro, de un solo dueño. Es decir que quien atente contra los políticos que pagan pautas y adjudican contratos es anulado. Es decir que sólo están permitidas las opiniones generales, las que hablan de la constelación de Andrómeda, o de los teóricos de la cultura. O aquellas que aplauden las picardías de políticos y gamonales. O, a lo sumo, cuando de hacer gavilla se trata, de ésas opiniones coyunturales en las que los periodistas, cansados de no obtener contratos de algún funcionario, se unen para afectarle la imagen a porrazos. Y esto, reitero, es muy peligroso. Como lectores no nos queda más recurso que la opinión sesgada, o esa otra que mira sólo hacia el propio ombligo. Y la verdadera opinión, la que escarba en los aberrantes casos que tanto se dan en Neiva y el Huila, desaparece, de la misma manera mágica en que desaparecen los dineros públicos.

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