jueves, 7 de agosto de 2008

Un sueño imposible

Betuel Bonilla Rojas
Borges pronosticaba que algún día mereceremos que no haya gobiernos. Y esto, aunque es cada vez más lejano, se hace más necesario. Y es que produce rabia, o risa, saber lo que ocurre con nuestros políticos gobernantes. Hay por ejemplo, como de caricatura, concejales que dan grima, que viéndolos de cerca se nota a leguas que deben logros de la primaria. Hay diputados que parecen haber sido extraídos, por lo cínicos, de eso que el propio Borges llamó la “Historia universal de la infamia”. Hay secretarios de despacho puestos en sus cargos a ganar sueldos, casi sin hacer nada, manipulados a su antojo por funcionarios mañosos y plagados de vicios. Y eso, lo sabemos, es impuesto por quienes pagan las campañas. Hay alcaldes que todas las noches tienen pesadillas con monstruos que los amenazan para que devuelvan rápido lo invertido por otros. Cuando se despiertan la deuda sigue creciendo. Hay gobernadores que llegan a su despacho, desconcertados, sin saber qué es eso de gobernar a un departamento. Estamos en sus manos, cada día más apabullados, y parece que Borges no tendrá la razón. De todas maneras en mis sueños los políticos siempre lloran, devuelven lo que se roban, aunque las noticias, al despertar, me recuerdan que eso no parece posible. Pero los políticos no pueden impedirme que siga soñando.

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